viernes, 19 de octubre de 2018

Estados Unidos: la parodia de un ataque contra Cuba en la ONU

«Cuba no teme a la mentira ni se arrodilla ante presiones, condicionamientos o imposiciones, vengan de donde vengan, se defiende con la verdad, que siempre, más temprano que tarde, termina por imponerse».

No podían ser más adecuadas estas palabras del General de Ejército Raúl Castro Ruz, precisamente en estos días cuando el Gobierno norteamericano pierde su tiempo en difamar una vez más a Cuba.

Este martes decidieron montar su teatro, con la anuencia del organismo internacional, en la sala del Consejo Económico y Social (Ecosoc) de la Organización de las Naciones Unidas, para el lanzamiento de la campaña denominada Jailed for what (Encarcelado por qué), en contra de Cuba.

El objetivo de esta burla a lo que representa la política exterior y la autoridad de un
organismo como la ONU,  no es otro que el de promover una imagen de Cuba como supuesta violadora de los derechos humanos, en aras de justificar el prolongado bloqueo económico y comercial contra la Mayor de las Antillas.

La justificación para esta farsa es la acusación por parte de  Estados Unidos sobre la existencia de lo que llaman presos políticos y las supuestas violaciones de sus derechos humanos. Pero estas son solo acusaciones engañosas para tratar de silenciar al pueblo cubano, para empañar la obra de nuestra sociedad.

La puesta en escena de este martes, carente de espectadores, como era de esperarse, fue protagonizada por la embajadora Kelley E. Currie, representante de Estados Unidos en el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, quien fue la encargada de pronunciar el discurso central del ataque, Michael Kozak, oficial superior de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, una de las entidades que más dinero recibe y redirecciona para las acciones subversivas contra Cuba. Kozak fue Jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana a fines de los años 90.

Se une esta vez, como ya es su costumbre siempre que los amos de Washington manden, Luis Almagro, secretario general de la OEA y el director ejecutivo del Instituto de la Raza e Igualdad, Carlos Quesada, junto al contrarrevolucionario Alejandro González Raga. ¿Qué se puede esperar de tan «elocuente» cónclave?

Allí sucedieron muchas cosas, varias lamentables. El web cast de Naciones Unidas no enfoca nunca a nuestra representante ante el organismo internacional, Excma. Sra. Anayansi Rodríguez Camejo, a quien se le niega la palabra, en varias ocasiones solicitada. Seguridad de la ONU saca de la sala de Ecosoc a quienes rechazan la campaña de EE. UU. contra Cuba. De fondo, en la sala donde Estados Unidos plaga de mentiras la  ONU, se escucha el reclamo ferviente de la delegación cubana.

Es casi una comedia lo que Estados Unidos ha intentado aquí. Cómo se atreve el Gobierno norteamericano a hablar de violación de derechos humanos cuando tortura en cárceles como las de Irak o Guantánamo, cuando es capaz de separar a niños forzosamente de sus padres inmigrantes,  cuando fomenta el uso de armas, esas que han quitado la vida a adolescentes en las propias escuelas estadounidenses.

A Washington se le acaban los pretextos, y lo que sucedió ayer en la ONU es muestra de su desesperación, de su falta de argumentos. Sabe que la mayor y más flagrante violación de los derechos humanos es el bloqueo que impone a los cubanos. Que no pretenda desviar la atención, que no intente ahora pasar de acusado a acusador. A Cuba no han podido rendirla ni con bloqueo, ni amenazas, ni mentiras, ni campañas difamatorias.

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