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sábado, 1 de febrero de 2020

Nueva edición del revisionismo polaco-ucraniano

La campaña de autobombo de Zelensky en relación con los recientes actos dedicados al 75º aniversario de la liberación de Auschwitz continúa. Después de que no se le ofreciera pronunciar un discurso en los actos oficiales [en Israel] y no acudiera finalmente, bajo una excusa ridícula, Zelensky acudió a otro acto en Polonia, donde, con la excusa de la celebración de la liberación de Auschwitz (aunque el ejército polaco no tuviera nada que ver en la liberación), ha comenzado la película con nuevas historias sobre cómo ocurrió todo.

Con las nuevas revelaciones, hemos podido saber que Auschwitz fue liberado por el “frente ucraniano” y los ucranianos, que Auschwitz fue “el rayo de luz que derrotó a la oscuridad”, que los soldados de Petliura que atacaron desde Polonia la Rusia soviética deben llamarse
“soldados de Pilsudski” que “lucharon contra los bolcheviques”. Ah, y de postre, Zelensky acusó a la Unión Soviética de tener también la culpa del Holocausto, ya que de no ser por el pacto Molotov-Ribbentrop, el Holocausto no se habría producido. Es fácil ver que en este acto podría haber participado Poroshenko.

Obviamente, Auschwitz fue liberado por el Primer Frente Ucraniano [cuyo nombre se debe a la dirección geográfica de la que venían, no a la nacionalidad de los soldados-Ed] del Ejército Rojo, liderado por el camarada Stalin. Y no fue liberado por ninguna nación separada sino por el pueblo soviético.

Los prisioneros de Auschwitz esperaron a los liberadores soviéticos. Algunos tuvieron suerte y lograron sobrevivir hasta verlo, pero la mayoría fueron asesinados. Los actuales “héroes de Ucrania y héroes de Polonia”, por supuesto, no podían, por principio, liberar Auschwitz. El rayo de luz fue el Ejército Rojo.

Los soldados de Pilsudski y los de Petliura atacaron conjuntamente la Unión Soviética, capturaron Kiev, pero en cuanto comenzó el ataque del Ejército Rojo salieron corriendo, llorando sobre el “horrible ataque de los bolcheviques contra Europa”. Más adelante, Petliura acabaría tiroteado en París por haber organizado los pogromos y el tribunal de París declaró inocente al tirador. Es simbólico que se utilice la liberación de Auschwitz para intentar hacer un héroe de otro asesino de judíos.

Pero a quien hay que echar la culpa del exterminio de los judíos es a Stalin, que también tiene la culpa del estallido de la Segunda Guerra Mundial y mucho más.

Los motivos de esta histeria, en la que incluso Auschwitz se ha visto incluido en un discurso de tintes claramente antisemitas, están claros. La cuestión de la responsabilidad de Polonia está clara (lo mismo ocurre desde hace tiempo con Ucrania, que ahora se asocia con las ideas de la derrotada Alemania Nazi y sus aliados) y a Varsovia le molestan las acusaciones de Israel, que básicamente exige que Polonia se disculpe y pague reparaciones, idea a la que se ha unido Rusia y que debería haber hecho hace tiempo. En lugar de jugar a ser amigos de Polonia, aceptar la versión de Goebbles de Katyn o no sacar el tema de la presencia de presos del Ejército Rojo en los campos de concentración y otras actuaciones de la Polonia de entreguerras, el tema no ha salido en la prensa hasta ahora, a pesar de que todo era evidente hace tiempo.

Zelensky, que ha intentado presentarse como la antítesis de Poroshenko, ha comprado completamente el revisionismo nazi y esencialmente ha adoptado como propia la podrida retórica que en nada se distingue de las máximas del führer del chocolate. ¿Esto es lo que se ofrece a los votantes de Zelensky, que en realidad votaron básicamente contra Poroshenko? En realidad, es una historia bastante ordinaria, ya que esos mismos votantes han sido repetidamente engañados por los sucesivos “defensores de los intereses del sudeste” del país.

Con cada declaración y acción, Zelensky deja una clara demostración de los motivos por los que Ucrania perdió Crimea y Donbass. El enaltecimiento de los colaboracionistas nazis, el revisionismo histórico y el apoyo del Gobierno a las organizaciones neonazis no solo sigue produciéndose con Zelensky sino que aumenta y esas organizaciones tienen el apoyo de Zelensky y ramas del Gobierno de Ucrania. Hay que decir que no se trata de “unos pocos nazis” sino de la política de Estado, que aspira a continuar. Y eso es básicamente todo lo que hay que saber de la “diferencia entre Zelensky y Poroshenko”. De hecho, esas diferencias se limitan únicamente a la retórica política, pero la práctica muestra una sustancial similitud entre las posturas ideológicas y puntos de vista.

Las conmemoraciones en Israel y en Auschwitz han dejado claro el curso ideológico que continúa en Ucrania. Y para ello tiene mucho que ver que, bajo el liderazgo de Zelensky, todas esas ideas y actos similares a los de Poroshenko no hayan desaparecido.

Slavyangrad

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