lunes, 6 de mayo de 2019

Estados Unidos: el Estado canalla

Por Carlos Mariano Poó.-  Los Estados Unidos vienen llevando adelante una acción sistemática de terrorismo golpista despiadado sobre Venezuela. Con tal de deshacerse del gobierno legítimo de Nicolás Maduro no escatiman en propinar un brutal castigo al pueblo venezolano. El objetivo es muy básico: generar el caos que permita operar con mayor facilidad contra el gobierno legítimo y escarmentar al pueblo por apoyarlo. Para ello, desempolvaron manuales sobre canallismo y habilitaron tenebrosos operadores imperialistas de oscuro prontuario y pasado.

Tal como describiera Noam Chomsky en su libro “Estados Canallas. El imperio de la fuerza en los asuntos mundiales” el término Estado canalla generalmente es usado en el discurso político norteamericano de dos formas diferentes: la primera y más extendida forma de uso es aplicándolo contra determinados Estados que son considerados enemigos o adversarios, utilizando el término para fines de propaganda política; la segunda -pocas veces utilizada- va
en sentido literal ya que el término puede caracterizar a aquellos Estados que no se consideran obligados a actuar de acuerdo con las normas internacionales vigentes y acordadas por el multilateralismo. Este último uso bien cabe a los Estados Unidos por el rol asumido luego de la Segunda Guerra Mundial, durante toda la Guerra Fría y su posterior aparición como potencia gendarme del mundo una vez desaparecido el bloque socialista; no solamente por su actual accionar contra la República Bolivariana de Venezuela sino por todo lo que el imperialismo norteamericano viene realizando desde el siglo pasado hasta el presente.

Casi todos los días podemos ver o escuchar las amenazas que funcionarios norteamericanos lanzan contra Venezuela y su legítimo gobierno llegando en algunos casos a demostrar que la política del Estado canalla no reconoce ningún tipo de límites y que su comportamiento limita con el gangsterismo cuando no son abiertamente actos de terrorismo golpista.

Bandolerismo yanqui

Estados Unidos se comporta como un bandolero cuando, a través de sus emisarios, amenaza abiertamente a Nicolás Maduro y a los integrantes de su gobierno con alguna calamidad que les puede ocurrir.

En una oportunidad John Bolton, consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, durante una conferencia de prensa dejo ver las anotaciones en su libreta de apuntes. El mensaje tenía un claro destinatario: el gobierno de Venezuela. La intimidatoria frase decía “5000 tropas a Colombia”.

También lo hizo a través del general retirado y ex asesor militar del gobierno de Clinton, Anthony J. Tata, quien aseguró que Maduro “necesita entender que una bala en la frente puede ser su salida de Venezuela. Eso es sólo el resultado final, y tenemos esa capacidad”, durante una entrevista concedida a Fox News.

En otra oportunidad por el senador norteamericano Marco Rubio que publicó fotos en Twitter donde se puede ver a Muamar Gadafi aún en el poder y luego otra imagen del líder libio torturado minutos antes de ser salvajemente asesinado por yihadistas apoyados por Estados Unidos. Está publicación fue considerada como una intimidación directa y se produjo luego que fracasara el burdo intento de invasión a Venezuela camuflado bajo el disfraz de “ayuda humanitaria”.

El terrorismo golpista

El pasado martes 30 de abril, los Estados Unidos llevaron adelante un nuevo acto de terrorismo golpista el cual fue escenificado por sus personeros de costumbre, desde Juan Guaidó, diputado en desacato autoproclamado presidente al que nadie votó, hasta Leopoldo López, condenado a 14 años de prisión y que violó su arresto domiciliario. La denominada “Operación Libertad” fue un fracaso absoluto desde un principio ya que ni siquiera contó con el aval y apoyo de todos los involucrados. La inmensa mayoría de los militares movilizados fueron llevados bajo engaño por un puñado de oficiales y suboficiales traidores hasta las inmediaciones de la Base Área de La Carlota.

En plena confusión, el terrorismo golpista puso en funcionamiento su escandalosa maquinaria para avalar lo que estaba aconteciendo. Representantes de los gobiernos satélites integrantes del Grupo Lima salieron a declarar a mansalva su apoyo al golpe de estado contra el legítimo gobierno de Nicolás Maduro, escupiendo al cielo una vez más y pasándose la legitimidad democrática por esa parte del cuerpo adonde no les da el sol.

La cosa duró poco aunque fue sangrienta porque el terrorismo golpista apeló al fuego cruzado con munición de guerra sobre los militares leales al pueblo, a la República Bolivariana de Venezuela y a su legítimo gobierno cuando éstos intentaron dispersarlos con gases lacrimógenos.

El periodista Carlos Aznares ha señalado algo que los Estados Unidos debieran considerar muy seriamente antes de continuar adentrándose en el fangoso y poco firme terreno del terrorismo golpista, recrudeciendo su política de Estado canalla: “las consecuencias inmediatas de esta patética asonada (…) es nuevamente festejar que el heroico y consciente pueblo de Venezuela salió a la calle y rodea el Palacio Miraflores. Como ocurriera aquel 13 de abril de 2002, son los hombres y mujeres agradecidos por todo lo que significa la Revolución para ellos y ellas, los que junto a los militares patriotas están dispuestos a poner el cuerpo pera defender la Revolución hasta las últimas consecuencias.”

Rufianes como Bolton, Pompeo, Rubio, Abrahams, Tata, Almagro y tantos otros deberán saber que pueden golpear e incluso derrocar gobiernos legítimos en América Latina y en cualquier parte del mundo, cómo están acostumbrados a hacerlo; pero también deberán tener en cuenta que no se puede impedir la voluntad de resistencia y lucha de un pueblo decidido y con plena conciencia.

Sería aconsejable que guardaran sus títeres y marionetas en la valija de sus fracasos. Sin dudas será más conveniente, el día de mañana, trabajar sobre sus frustraciones que lamentar las consecuencias de los impulsos que vienen siguiendo tras los alocados, impotentes y fallidos intentos de un puñado de inútiles traidores al pueblo y su legítimo gobierno en la República Bolivariana de Venezuela.

Resumen Latinoamericano

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