jueves, 10 de octubre de 2019

Las brujas de la noche

Aunque el regimiento 588º estaba en clara desventaja armamentística respecto a la Luftwaffe, los pilotos nazis terminaron por coger verdadero pavor a estas pilotos. Consiguieron ganar a los alemanes con guerra psicológica, ya que aparecían por la noche de sorpresa y no temían a nada ni a nadie, arrasando así con todo lo que se les ponía delante. Jugaban con el cansancio del enemigo y ganaban.

Tal era el odio que les provocaban a los alemanes que Hitler concedía una cruz de hierro por cada bruja abatida en combate. Para ellos, que no contaban con ninguna mujer entre sus filas, era incluso una deshonra que una de esas “brujas” pudiera con ellos y más teniendo en cuenta la ventaja que les llevaban en cuanto a armamento.

Los aviones de combate de los que disponían esas mujeres eran los Polikarpov-2 (Po-2), biplanos de los años 20 hechos de madera y lona. Unos artefactos muy inferiores a los de los nazis que ardían muy fácilmente y no superaban los 150km/h. Estaban en inferioridad de condiciones y por eso la tasa de bajas en combate era de las más altas de la guerra.

Salían en misiones casi suicidas y demostraban una valentía fuera de lo común. La velocidad de sus aparatos era muy inferior al de los nazis y si eran alcanzadas por ellos ni siquiera disponían de paracaídas. Si eran capturadas con vida eso significaba muerte segura a manos del enemigo.

Lanzaron hasta 3,000 toneladas de bombas, sumaron hasta 24,000 misiones al final de la guerra (diez al día), y hasta 24 de sus integrantes recibieron la distinción de Heroínas de la Unión Soviética.

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