lunes, 5 de junio de 2017

Un inesperado choque entre naciones levantinas

Por María Victoria Valdés Rodda. Un nuevo hecho se le añade al Oriente Medio de este año 2017; la ruptura de las relaciones diplomáticas de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto con Qatar. Antes de analizar las razones que llevaron a tal situación lo cierto es que esto sin dudas aumentará la tensión y para nada ayudará a solucionar las crisis en la región.

El ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar emitió un comunicado el cual manifiesta como injustificada la medida ya que ese país “no está aliado con el terrorismo”. También acusó a sus vecinos de querer ponerlo bajo tutela. Recalcó asimismo que esta nueva posición es “totalmente inaceptable”.


El ministerio qatarí añadió que esto no es más que “una campaña hostil, fundada en mentiras para perjudicar al Estado”. “Qatar, miembro del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), “respeta la soberanía de los otros Estados, no interfiere en los asuntos de los demás y lucha contra el terrorismo y el extremismo”, añadió el ministerio de Relaciones Exteriores. Puntualizó que “tomará las medidas necesarias para frustrar las tentativas de perjudicar a su población y a su economía”, en referencia a las posibles consecuencias del cierre de las fronteras terrestres y marítimas y del espacio aéreo por parte de sus tres vecinos.

El portal digital Infobae, asegura, tras consultar a especialistas en Oriente Medio, que esta situación actual tiene todos los ribetes de parecerse a otra crisis semejante en 2014, cuando fueron llamados  varios embajadores de países del Golfo destacados en Doha, por acusaciones de que Qatar apoyaba a los Hermanos Musulmanes, formación que llevó a Mohamed Mursi a ser presidente de Egipto a pesar de sus posteriores desavenencias. Lo curioso es que este grupo, casi siempre proscrito en Egipto (lo es ahora) y parte de la lista de terroristas confeccionada por la Casa Blanca, cuando le fue conveniente al imperio contó con su visto bueno, e incluso Mursi tuvo pláticas con la ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton.

En su momento, el 4 de julio de 2013, la Hermandad Musulmana y los partidos islamistas de Egipto convocaron a una jornada de protestas para manifestarse en contra del golpe de Estado que derrócó al presidente Mohamed Mursi, pero todo fue en vano. Ya la suerte de Egipto estaba echada con la complacencia de Estados Unidos,  y al final hubo nuevas elecciones presidenciales.

Pero volvamos a la actualidad: A Qatar se le acusa además de apoyar a los beligerantes yemenitas. El gobierno saudita, el emiratí y el bahreiní acusaron a Doha de apoyar el terrorismo e incluso le apartaron de la coalición militar que combate contra los rebeldes hutis en Yemen, por considerar que mantiene tratos con esa milicia chiita y, por extensión, con Irán. Entonces, todo parece indicar que la actual crisis se debe apreciar en el contexto del contrapeso regional, donde unos son proclives a mantener relaciones con Irán, y otros por el contrario, asumen a Teherán más como amenaza que como elemento favorable a la paz regional. Y es aquí donde Qatar insiste en mantener un diálogo con Irán.

Alain Gresh, experto en estos temas, señaló que “lo nuevo es la envergadura de la crisis. Hoy, nos encontramos con una mucho más grave, ya que no sólo asistimos a una ruptura de las relaciones diplomáticas sino  además al cierre del espacio aéreo a los vuelos de Qatar Airways, lo que implica una presión económica muy fuerte. Significa que estamos en una crisis muy profunda”, subrayó.

Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Bahram Qassemi, advirtió a las naciones vecinas, concretamente a Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahrein, que el aumento de la tensión no ayudará a solucionar las crisis regionales. “Ningún país en la región se beneficiará de la escalada de tensiones”, fueron las palabras textuales de la primera reacción oficial de la República Islámica tras la ruptura de lazos diplomáticos y comerciales con Doha.

Teherán, según despacho de Prensa Latina, aconsejó hoy a los países árabes del golfo Pérsico recurrir a la diplomacia y el diálogo para resolver la disputa con Qatar, viendo en esto la mano oculta de Donald Trump durante su reciente visita a Arabia Saudita e Israel. Este último país, a través del sionismo, es muy proclive a las enemistades con todo aquel que apoye la descolonización de esta parte del mundo.


Y si bien, los árabes en general apoyan la causa palestina, el fin de la guerra en Siria, y la autodeterminación de los pueblos, sus diferentes interpretaciones del Corán, los ha dividido mucho, a lo cual se añade el elemento esencial de la geopolítica y la puja por el dominio de la ruta petrolera. Israel lo sabe, y Estados Unidos también. Y en ese escenario de fallos y pocas concordancias Irán, que no es árabe, sino persa, es mirado con recelo por antiguas cuitas históricas, pero sobre todo por su antimperialismo.

Bohemia

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