jueves, 19 de julio de 2018

Una toma de contacto sin grandes resultados

Entre durísimas críticas por no cancelar la reunión tras la imputación de una docena de ciudadanos rusos en el caso del hackeo de los servidores del Partido Demócrata durante la campaña electoral de 2016, los presidentes de Rusia y Estados Unidos se reunieron el lunes en Helsinki para tratar una gran cantidad de temas de la agenda internacional. El elevado número de temas en las que existen disputas entre los dos países hacía presagiar que esta primera toma de contacto no ofrecería ningún acuerdo concreto ni grandes titulares. Si bien
parte de la prensa ha querido ver una confesión de culpabilidad en el comentario de Vladimir Putin, que admitió que prefería a Donald Trump en lugar de Hillary Clinton al frente de la Casa Blanca por sus comentarios en favor de la normalización de relaciones con Rusia, la idea no difiere en exceso de comentarios similares en favor de Barack Obama frente al entonces mucho más beligerante contra Rusia Mitt Romney.

En lo referente a Ucrania, uno de los pocos detalles que ha trascendido ha sido el deseo ruso de que Estados Unidos presione a Kiev para que el Gobierno ucraniano implemente su parte de los acuerdos de Minsk. El comentario es, también en este caso, similar a los ofrecidos en ocasiones anteriores. Seguro de que es Washington quien con más eficiencia puede presionar a Kiev, Moscú siempre ha exigido a Estados Unidos que ejerza presión sobre su aliado en favor de ese acuerdo que garantizaría unas concesiones mínimas en favor de la población de Donbass a cambio del retorno del territorio a Ucrania. Como en ocasiones anteriores, el deseo ruso no se corresponde en exceso con la realidad. El representante estadounidense en Ucrania, Kurt Volker, nombrado por la administración Trump, se ha encargado de dejar claro que la postura de Estados Unidos con respecto a Donbass no ha cambiado con el cambio de administración.

Breve resumen de la reunión
Artículo Original: Colonel Cassad

En Helsinki concluyeron las negociaciones Estados Unidos-Rusia.


  1. No se ha especificado ningún acuerdo. Las partes están de acuerdo en que las relaciones entre los dos países se encuentran en el nivel más bajo y ambos países han mostrado su esperanza de que se pueda hacer algo al respecto para cambiar la situación.
  2. La idea general es que los dos países reconocen tanto el poder del otro como que las contradicciones objetivas seguirán formando parte del orden mundial en el futuro. Trump rompió con la retórica de Obama, que negaba un papel significativo a Rusia en la política internacional [Obama calificó a Rusia como potencia regional, algo un tanto irrisorio teniendo en cuenta que, por su tamaño y su situación geográfica esa “región” incluye el este de Europa, el Ártico, el Cáucaso, Asia Central y el lejano oriente].
  3. Estados Unidos sigue afirmando que han sido ellos quienes han derrotado a ISIS, pero en esta ocasión se ha admitido que “Rusia también ha contribuido” y que la colaboración entre el Ministerio de Defensa de Rusia y el Pentágono ha sido productiva.
  4. Como era de esperar, en cuanto al tema de Crimea y Ucrania, continúa el bloqueo. Las partes mostraron posturas opuestas, pero eso era lo esperado. Rusia no va a discutir con nadie el estatus de Crimea.
  5. No se mencionó nada específico sobre Al Tanf [en el sur de Siria, donde Estados Unidos dispone de una base militar sin autorización del Gobierno sirio] y el Kurdistán sirio [donde también hay presencia militar ilegal de Estados Unidos] y Putin afirmó que tras la guerra deberá resolverse también el asunto de los altos del Golán. Puede que espere que Israel ofrezca devolver los altos del Golán a Siria a cambio de que Irán se retire del país.
  6. Trump y Putin afirmaron que no hubo ninguna conspiración electoral. Rusia apoya la postura de la Casa Blanca en relación a las alegaciones de que Rusia ayudó a Trump a ganar las elecciones. Como es natural, los partidarios de la teoría de la conspiración que afirman que “Trump es un agente de Putin” no se han convencido.

Estados Unidos seguirá luchando contra el Nord Stream-2, con el que piensa competir, aunque esa competición vaya a realizarse por medio de chantaje para que no compren gas ruso.

Trump ve a Putin como un rival, en el sentido constructivo de la palabra, así que, pese a una hipotética normalización de las relaciones, la rivalidad continuará en cualquier caso.

En general, no han transcendido excesivos detalles en público. Las partes reconocen que existen grandes problemas, algunos de los cuales tienen solución. El mensaje general de las conversaciones es que algunos de esos problemas pueden superarse si ambos países lo desean. Si esos deseos se cumplen en las negociaciones se verá en los próximos meses, cuando crezcan las exigencias de retirada de Estados Unidos de Siria y tenga que definirse el destino del Kurdistán sirio.

En Estados Unidos, las reacciones a las conversaciones han sido bastante negativas: la prensa demócrata presiona a Trump por no haberse negado a reunirse con Putin y por haberse reunido con él sin presencia de sus asesores [los dos presidentes se reunieron en presencia únicamente de traductores]. También siguen insistiendo en la posibilidad de que Rusia disponga de material comprometido [se sigue usando el término ruso kompromat], en los flirteos de Trump con “dictadores” y el deseo de Trump de verse como dictador. En general, nada nuevo.

Slavyangrad

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