miércoles, 20 de mayo de 2020

¡Todo el apoyo a la huelga de los trabajadores de Nissan! Ante las amenazas de cierre ¡ocupación y nacionalización bajo el control de sus trabajadores!

El colapso económico a nivel mundial que está provocando la pandemia está siendo descargado sobre la clase trabajadora por parte de la patronal y las grandes empresas en forma de despidos, suspensiones o cierres de empresas. En el Estado español, los ataques a millones de trabajadores y trabajadoras, autónomos y pequeños comerciantes están contando con una flexibilización laboral impulsada por el gobierno de PSOE-Unidas Podemos, que bien puede ser definida como una reforma laboral encubierta.

El edificio legal que está levantando el gobierno para garantizar los beneficios de los capitalistas y hacer pagar la crisis a la clase trabajadora y los sectores populares no lo está
realizando solo, sino que cuenta con la ayuda de las burocracias sindicales de CCOO y UGT. Ya en los primeros días de la crisis, los dirigentes de CCOO y UGT junto a la CEOE se apresuraron en pactar una agilización de los ERTEs para que las empresas pudieran suspender a coste cero a más de 3 millones de trabajadores.

Una auténtica ganga para la patronal, que ha podido deshacerse de sus trabajadores sin repercusión económica. Ésta corría a cargo del Estado, es decir de los trabajadores y trabajadoras, que como en 2008, seremos los paganos de la factura pública en forma de nuevos recortes y ajustes.

CCOO y UGT plantean un nuevo ERTE frente al ataque patronal

Desde febrero los trabajadores venían denunciando que la dirección de la marca nipona no ponía sobre la mesa un plan de viabilidad para las diferentes plantas, emplazando cualquier tipo de decisión al parón veraniego, cuando darían a conocer los datos económicos del primer semestre.

Con la llegada de la pandemia, y rota la cadena de producción por la falta de componentes provenientes de China, la ofensiva de la empresa fue aún mayor, solicitando un ERTE sobre los 3.000 trabajadores directos. Así se firmó en el último minuto, junto a CCOO y UGT, un acuerdo de ERTE que se hizo efectivo a finales de marzo.

Tras el último encuentro entre la patronal y el Comité de Empresa que representa a las fábricas de Zona Franca y Montcada quedó clara la postura de Nissan. Su objetivo es reactivar la producción con una parte de la plantilla para la realización de un pedido firmado con Mercedes, para luego volver a enviar a los trabajadores a casa, como el resto de sus compañeros, sin fecha de retorno.

El cierre de la fábrica, si llegara a efectuarse, afectaría las plantas satélites de Moncada y Reixach y San Andreu, ambas en la provincia de Barcelona y a 3.500 trabajadores y trabajadoras directas y un total de 25.000 familias de empresas externas y suministradoras.

El Comité de Empresa y los trabajadores catalogaron esto de inaceptable y se negaron en rotundo, iniciando así una huelga indefinida en la planta de Montcada desde el 4 de mayo. Mientras no se garantiza su futuro ni un plan viable para los próximos años, la empresa llama a los trabajadores a volver sus puestos, sin tampoco cumplir las condiciones mínimas de control sanitario para saldar su negocio con Mercedes.

CCOO y UGT han planteado frente a este ataque patronal la negociación de un nuevo ERTE que acomoda el futuro de los miles de trabajadores a las necesidades de la patronal. Una falsa salida que solo puede servir para que la empresa gane tiempo y ahorre costes -haciendo reserva para los gastos del cierre y traslado- mientras la plantilla queda en su casa y desorganizada.

Ante la amenaza de cierre: solidaridad y defensa de la fuente de trabajo

Para poder frenar este ataque de la patronal, la lucha y organización que han iniciado los trabajadores de Nissan es el primer paso. Es imprescindible que la izquierda política y sindical rodee de solidaridad este conflicto. El caso de Nissan sea tal vez el primero en estallar, pero otras muchas grandes empresas están buscando en el Covid19 la excusa para realizar ajustes de plantilla, precarizar aún más las condiciones laborales o justificar otros cierres.

También hay que exigir que los grandes sindicatos rompan con la pasividad e impulsen la solidaridad efectiva con la lucha. Además de apoyar decididamente la caja de resistencia, este conflicto debe ser tomado por ambos sindicatos como eje central de su actividad, proponiendo un plan de lucha conjunto.

A su vez, para enfrentar las amenazas de cierre, tanto frenarlo si es real como evitar que se use como un nuevo chantaje para rebajar las condiciones, es necesario oponer un programa que ponga por delante el mantenimiento de la fuente de trabajo. Si Nissan, que junto a Renault conforman el conglomerado más importante del automóvil, no pueden continuar con sus negocios, hay que defender la fuente de trabajo, ocupando sus instalaciones y evitando que se lleven la maquinaria. Esta es la única medida que puede garantizar el futuro de las plantas de Zona Franca o Montcada, para pelear en la perspectiva de poder ponerlas producir bajo el control de los propios trabajadores -que las hacen funcionar todos los días desde hace años- y exigir su expropiación sin compensación y nacionalización.

Ante la inminente oleada de cierre de empresas ¡ocupación bajo control de los trabajadores!

La patronal amenaza desde hace semanas con el cierre de diferentes plantas de producción en Catalunya. Si esto sucede ¡ocupemos los centros de trabajo y que no se lleven ni un tornillo!

Esta medida se torna fundamental para mantener los puestos de trabajo frente a una patronal que quiere cerrar fábricas para minimizar sus pérdidas, dejando en el paro a sus trabajadores. La ocupación de los centros de trabajo es el primer paso para evitar que la patronal se lleve todo el material necesario para seguir funcionando bajo control de sus trabajadores y trabajadoras, que son quienes las ponen en marcha cada día, exigiendo a la vez su nacionalización sin indemnización por parte del Estado para garantizar la producción y que ésta esté al servicio de las necesidades sociales, y más en un momento como el actual.

Esto permitiría por ejemplo que una gran fábrica del automóvil como Nissan, pudiera reconvertir líneas para hacer respiradores artificiales, otros equipamientos hospitalarios o camas reticuladas para enfrentar la pandemia de Covid-19. Todo lo que ha faltado en nuestros hospitales y seguirá faltando aquí y en otros lugares del mundo, donde el expolio de las multinacionales -incluidas las españolas- ha llevado a sus sistemas de salud en estado crítico. O que pudiera producir masivamente vehículos colectivos y no contaminantes, en vez de seguir con el modelo del coche privado, para transformar el modelo de movilidad de nuestras ciudades, para reducir las emisiones de gases contaminantes y combatir las causas del cambio climático.

En definitiva, una reconversión de la industria, centrada no en los intereses capitalistas, sino en las necesidades de la comunidad y evitando que esta reconversión se realice a costa de despidos o mayor precarización laboral.

¡Todo nuestro apoyo a los trabajadores y trabajadoras de Nissan en lucha!

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