Cuando la situación internacional muestra con crudeza la bipolaridad del mundo en el que vivimos y requiere un posicionamiento serio, cuando los discursos ambiguos carecen de valor, las políticas inocuas pierden ese papel principal en la escena pública y cuando el trabajo fácil requiere un compromiso, es entonces, cuando con nitidez afloran la carencia de valores, el cinismo desmedido y el déficit de principios que subyacen en los representantes políticos de nuestros países.
La actuación militar de Rusia en Ucrania ha puesto en evidencia, aún más, la mediocridad de la gran mayoría de estos cargos, su subordinación a los dictados de Washington, la apuesta por el militarismo y el desentendimiento con las necesidades vitales de nuestro pueblo.
En España, su gobierno autodenominado de "izquierdas", ha asumido un papel militarista. Decidió llevar cargamentos de armas al ejército ucraniano, decidió financiar aun masivo grupo de mercenarios de empresas privadas preparados para el asesinato.
El gobierno y sus socios que jamás levantaron una voz contra los asesinados en el Donbáss de mano del ejército ucraniano y sus batallones neonazis, ahora parecen escandalizarse por la intervención de Rusia en Ucrania.
Por otra parte, con tan irresponsable política genera en nuestro país un marco de incertidumbres sobre el futuro de sus habitantes.
Y si esto fuese poco, la agresividad mediática de los medios que controlan y la prohibición, con la escusa del conflicto, de medios de información con criterios diferentes comienzan a allanar el sendero del fascismo en nuestro país.
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