sábado, 22 de febrero de 2025

El martirio de Hassan Nasrallah

A solo un día del funeral y entierro del secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, y de Sayyed Hashem Safi al-Din, la resistencia islámica ha confirmado de manera inequívoca su martirio. Sin embargo, el aparato de propaganda sionista intenta sembrar dudas y confusión para debilitar el impacto de este momento histórico.


NOTA: Andrés Silva, Diario la Humanidad

Montevideo, Uruguay


Mientras altos miembros de Hezbolá y familiares de Nasrallah han confirmado su caída en la lucha, el régimen israelí insiste en instalar la mentira de que sigue vivo. Este burdo intento de desinformación busca desmovilizar a las masas y restarle impacto al acto que se avecina, no solo es un funeral, es también la reafirmación de la victoria de la resistencia sobre la criminal agresión imperialista y sionista.

La embajada de Estados Unidos en el Líbano también ha entrado en escena, movilizando recursos para dificultar el desplazamiento de personas, especialmente desde el extranjero.

Washington y Tel Aviv no solo temieron a la figura de Nasrallah en vida, tienen terror del impacto revolucionario de su martirio. Como dice el Corán: «Los mártires están vivos» y su ejemplo iluminará el camino de quienes luchan contra la ocupación y la injusticia.

Hezbolá y su papel en la resistencia

Desde su fundación en 1982, Hezbolá ha sido un actor clave en la lucha contra la ocupación israelí y el dominio imperialista en la región. Surgió como una respuesta valiente a la invasión del sur del Líbano, el movimiento chiíta respaldado por Irán ha evolucionado de una milicia de resistencia a una fuerza política y militar que desafía a las potencias occidentales y a sus títeres en la región.

Hezbolá se consolidó como el principal adversario de Israel tras la humillante retirada de sus tropas del sur del Líbano en el año 2000. Posteriormente, en la guerra de 2006, derrotó al ejército israelí y redefinió el equilibrio de poder en la región. Desde entonces, su influencia ha crecido no solo en el Líbano sino también en conflictos como el de Siria, donde su intervención fue clave para sostener al gobierno de Bashar al-Assad y frenar el avance de los grupos terroristas apoyados por Occidente.

El liderazgo de Nasrallah ha sido fundamental en este proceso, convirtiéndolo en un símbolo indiscutible de resistencia y en una figura temida por Israel y sus aliados. Su martirio no solo fortalecerá su legado, sino que encenderá un nuevo fuego de lucha en la región, desafiando a la ocupación y a la injerencia extranjera.

La certeza de su muerte marca un punto de inflexión, la resistencia no se doblega, se refuerza. Cada intento del enemigo por manipular la verdad es una muestra más de su desesperación ante la inquebrantable determinación de los pueblos libres.





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