Un día marcado por el legado de Maceo y el Che, una agresión contra Irán, y la incoherencia que mancha su memoria.
El 14 de junio es una fecha que grita antiimperialismo desde los anales de la historia. En 1845, nacía en Santiago de Cuba Antonio Maceo Grajales, el "Titán de Bronce", cuyo machete no solo luchó por la independencia cubana, sino que se alzó como símbolo indoblegable contra el dominio colonial español – una expresión clara del imperialismo de su época. Su Protesta de Baraguá es un monumento eterno a la intransigencia revolucionaria y el rechazo a cualquier componenda con el opresor. Exactamente 83 años después, en 1928, llegaba al mundo en Rosario, Argentina, Ernesto "Che" Guevara. El médico devenido guerrillero encarnó el internacionalismo militante, llevando la lucha más allá de las fronteras, desde Cuba hasta el Congo y Bolivia, con una convicción férrea: el imperialismo, encarnado principalmente por Estados Unidos, era el enemigo principal de los pueblos del mundo. Su vida fue un tratado práctico sobre la necesidad de la acción constante y global contra este flagelo.