miércoles, 28 de julio de 2021

Situación en Cuba y relaciones con Estados Unidos

Intervención en Canal Europa por Cuba
Por Leyde Ernesto Rodríguez Hernández
Europa se levanta en apoyo a la Revolución Cubana

https://www.youtube.com/watch?v=bTDvDBARVPc


Se ha concluido una semana tensa en la que Estados Unidos continuó la intensidad de la guerra cibernética, no convencional, de noticias falsas sobre la realidad cubana, lo cual se inició antes del 11 de julio y se ha desarrollado con inmoralidad en los días posteriores, caracterizándose por una escalada en la hostilidad de la administración de Joseph Biden hacia Cuba, teniendo como contexto el recrudecido bloqueo y el aumento de los casos repunte de la Covid-19.

Sin embargo, hemos tenido tranquilidad y seguridad en las calles. El pueblo cubano trabaja y ha continuado sus quehaceres habituales. Continua el proceso masivo de vacunación en el país, que es voluntario y no obligatorio, como se ha dictado en algunos países europeos, muchos de los cuales se jactan de gobiernos democráticos, pero sirven a los intereses financieros de las transnacionales farmacéuticas sin escuchar y tener en cuenta a sus respectivos pueblos.

Tras los disturbios del 11 de julio en nuestra patria, Biden y sus funcionarios emitieron todo tipo de declaraciones sobre los sucesos alentados desde Estados Unidos, a través de las redes sociales y los medios de prensa al servicio de la propaganda estadounidense. El gobierno de Biden, que se dice del partido demócrata, siguió sin cumplir sus promesas de campaña electoral sobre la política exterior hacia Cuba, y se ha dilatado la revisión de su política, más bien dio un giro afianzando la continuidad de la agresiva política de Donald Trump hacia el gobierno y pueblo cubano.

Por eso, esta semana, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, durante una conferencia de prensa en La Habana, expresó el cambio de opinión del actual ocupante de la Oficina Oval, quien declaró que Cuba es una prioridad absoluta para su gobierno, contrario a lo dicho durante los seis meses anteriores. Y también denunció la falsedad de los argumentos de la administración Biden para sancionar a personas e instituciones cubanas y desenmascaró las pretensiones de manipular la opinión pública en contra de la Revolución Cubana.

En un reciente artículo publicado en la revista Política Internacional me preguntaba: ¿Biden es Trump? Los hechos han demostrado que, en el aspecto del militarismo global y en la hostilidad contra gobiernos progresistas en América Latina, es la misma política imperial. Biden mantiene vigentes las 243 medidas coercitivas adoptadas por su antecesor Donald Trump, que fortalecieron el bloqueo impuesto a Cuba por más de 60 años. En el sentido de destruir la Revolución Cubana, la isla ha sido una prioridad permanente de los gobiernos de turno en los Estados Unidos, sean ellos, republicanos o demócratas.


El reverso de tanta hostilidad son las muestras de apoyo a Cuba por grupos como Puentes de Amor, cuyos integrantes realizan una caminata hasta la capital estadounidense para demandar a Biden el fin de las sanciones contra la familia cubana. También fue publicada una carta abierta al presidente en el diario The New York Times firmada por más de 400 personalidades que piden 'Deja vivir a Cuba', una iniciativa impulsada por la organización pacifista CodePink, The People's Forum y la Coalición Answer. Las múltiples acciones de solidaridad en las capitales y ciudades europeas y en muchas otras ciudades del mundo.

Tuvo un gran impacto internacional el posicionamiento de México sobre Cuba en la XXI Reunión de Cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños (CELAC), cuando en su discurso el presidente Manuel López Obrador significó: “Creo que la lucha en defensa de la soberanía de su país, el pueblo cubano merece el premio de la dignidad”.

"No se admite que por ambiciones de dominación los Estados Unidos se proponga destruir a pequeños países", así también lo dejó claro el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez en la reunión de la CELAC.

Muchos líderes políticos y la opinión pública internacional se percatan de la doble moral y la hipocresía de los voceros estadounidenses y de los medios de prensa que les hacen coro.

Solo quiero recordar que en Estados Unidos, el pasado 2020, cayó la esperanza de vida un año y medio, lo cual representó el descenso anual más importante desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y los más afectados fueron los sectores poblacionales de hispanos y afroamericanos. También registró ese año la cifra récord de 3,3 millones de muertes, el 11 por ciento a causa de la pandemia. Y me pregunto: ¿Quíén solicitó una intervención humanitaria en Estados Unidos que mostraba indicadores de catástrofe social y Estado fallido?

Los personeros estadounidenses, mientras presumen que defienden la democracia y los derechos humanos, en los gobiernos demócratas y republicanos se ejecutan ventas de armas, practican la desestabilización de países, justifican invasiones con pretextos humanitarios, patrocinan magnicidios, mantienen bases militares y organizan golpes de Estado. ¿Quiénes son los que esquilman las riquezas naturales en América Latina, bajo el principio de practicar la libertad de mercado? Precisamente los que exigen libertad y democracia. ¡Qué coincidencia! Ellos son también los verdugos de Cuba.

En relación con la segunda pregunta:

Si los Estados Unidos mantiene el bloqueo es porque sabe muy bien que sin él la economía cubana florecería como en ningún otro país de la región, y eso sería un pésimo ejemplo para el resto del mundo. Sería la corroboración empírica de la superioridad de una economía socialista sobre la capitalista, y eso es un tema tabú para la derecha y los imperialistas. De ahí la enfermiza obsesión de todos los gobiernos, desde 1959 hasta hoy, por mantener el bloqueo y apoderarse de Cuba para imponer, como hicieron con Fulgencio Batista, una dictadura neoliberal y mecanismos de dominación neocolonial al pueblo cubano, que solo conoció la verdadera libertad, dignidad, soberanía e independencia con la Revolución Cubana de 1959.

Como mínimo y al amparo del Derecho Internacional, lo que Cuba tiene la legitimidad de reclamar en beneficio de la paz y del respeto mutuo, al gobierno de los Estados Unidos son acciones tan sencillas y nada ambiciosas como las siguientes:

a) que ponga fin al bloqueo económico, a la injerencia en los asuntos internos de Cuba, al financiamiento millonario de la subversión política y a la tolerancia que disfrutan grupos terroristas que desde ese país actúan contra Cuba; (Vimos esta semana una ridícula flotilla que disfrutó de impunidad)

b) que abandone la persecución de los suministros de combustible a Cuba desde terceros mercados, de las transacciones financieras en terceros países y de las gestiones comerciales de nuestro país en cualquier rincón del planeta;

c) que cumpla sus compromisos con los acuerdos migratorios bilaterales, en particular la migración cada año de al menos 20 mil cubanos hacia los Estados Unidos;

d) que restablezca los servicios migratorios y consulares de su Embajada en La Habana, de la que dependen ciudadanos que habitan en ambos países; (No para subvertir el orden constitucional cubano, para que hagan su trabajo de forma profesional y cumpliendo con las normas internacionales)

e) que elimine las limitaciones a los viajes y la trasportación aérea entre los dos países;

f) que elimine la prohibición a las remesas que envían ciudadanos comunes desde los Estados Unidos a sus familiares y allegados en Cuba;

g) que devuelva a Cuba el territorio que desde 1902 ocupa la base naval estadounidense establecida en la provincia de Guantánamo.

Para concluir, quiero enfatizar que:

Nada de lo anterior lacera un ápice la soberanía de los Estados Unidos, ni compromete su seguridad nacional. Todo puede lograrse aun sin derogar esa barbaridad de legislación comúnmente llamada Helms-Burton, que constituye testimonio insuperable de la ambición imperialista estadounidense sobre Cuba y cuya existencia hace imposible la sostenibilidad de una eventual relación perdurable entre los dos países.

El análisis de los acontecimientos ocurridos el 11 de julio no puede realizarse sin considerar las limitaciones económicas actuales de nuestro país, agravadas esencialmente por el bloqueo económico de los Estados Unidos y los efectos sanitarios, sociales y económicos de la pandemia de COVID-19, escenario que genera una tensa situación social, que perjudica y ciertamente inquieta a la mayoría de los cubanos.

No podría desconocer insuficiencias de gestión en varios territorios, y los obstáculos que por razones diversas han dilatado el proceso de actualización del modelo socialista cubano y nuestra capacidad de responder a necesidades apremiantes.

Esa realidad, que compete a los cubanos encarar, el imperialismo la quiere aprovechar para cumplir los viejos propósitos hostiles y de dominación contra Cuba. Ha intentado sin mucho éxito movilizar en la campaña a sus aliados, a veces con presiones que rozan con el chantaje, y ha desatado con ese fin una ofensiva mediática y mendaz, haciendo uso de su dominio monopólico de los grandes medios de información masiva y de las redes digitales.

La vida cotidiana en Cuba transcurre normal, en tranquilidad. La nación cubana se enfrenta a la pandemia, continúa la vacunación voluntaria, consciente de la población y se buscan soluciones a los problemas. En esas condiciones celebraremos un nuevo aniversario del 26 de julio de 1953, juntos en el trabajo, a las familias y vigilantes frente a los enemigos internos y externos de la Revolución Cubana.

Es importante agradecer a todos los amigos de Cuba y a los cubanos residentes en el exterior que también se movilizan, celebran y saludan el 26 de julio en toda Europa.

Muchas gracias.

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