miércoles, 23 de marzo de 2022

Trofeos para Donbass


En la larga guerra de Ucrania, que no comenzó hace dos semanas sino hace prácticamente ocho años, cuando en tiempos de Turchinov, Yatseniuk y Parubiy, Kiev inventó una operación antiterrorista para justificar el uso del ejército dentro de las fronteras nacionales, la financiación y suministro de armamento de las partes en conflicto ha sido uno de los temas recurrentes. Ucrania ha contado con la ayuda de sus socios occidentales primero en forma de instructores y más adelante con un suministro de armas que ha aumentado de forma evidente en las últimas semanas. En todo este tiempo, la financiación, fundamentalmente por parte de Estados Unidos, ha sido constante. Al otro lado del frente, las milicias de Donetsk y Lugansk han contado con las armas obtenidas de las bases militares capturadas en los inicios de la guerra y arsenales y material pesado logrado como trofeos de guerra, pero también con un evidente flujo a través de la frontera rusa.

Siempre desmentida, esa ayuda ha sido siempre extraoficial. Sin embargo, la importancia de los ejércitos de la RPD y la RPL en el intento de recuperar para las Repúblicas todo el territorio de las antiguas regiones de Donetsk y Lugansk hace que todo eso vaya a cambiar. Así lo demuestra la propuesta de Sergey Shoigu y la respuesta de Vladimir en la reunión de ayer del Consejo de Seguridad de Rusia. Tras ocho años de ayuda encubierta y constantemente negada, Rusia propone facilitar la llegada de voluntarios (en este tiempo Rusia ha llegado a deportar a Ucrania a milicianos que se encontraban en su territorio) y de armas.

Al igual que con la propuesta de aceptar voluntarios, fundamentalmente de Oriente Medio según el ministro, dispuestos a unirse a la lucha para la liberación de los territorios de Donbass bajo control ucraniano, Shoigu argumenta la entrega de armas en vistas de las grandes cantidades de armas que Ucrania está recibiendo de sus socios occidentales. “En vista del incontrolable suministro de armas a Ucrania de todas partes (parece que nadie está mirando dónde y cuántas de esas armas están siendo entregadas y a quién se le están entregando), como hemos apuntado muchas veces, sugerimos transferir los sistemas de defensa aérea, por ejemplo los SAMs portátiles, y misiles antitanque a las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk para reforzar la capacidad de combate de sus milicias”, afirmó Shoigu. En los últimos días se han podido ver imágenes de armas occidentales en manos de las milicias -en las primeras horas de la operación rusa pudo verse una imagen de un NLAW británico- y también en manos de batallones ucranianos. Una imagen publicada por fuentes oficiales mostraba, por ejemplo, la instrucción en el uso de dichas armas con un soldado del regimiento Azov en primer plano.

“Además, hemos acumulado una gran cantidad de armas, armas ucranianas: se trata de tanques, vehículos blindados de todo tipo, armas ligeras y bastante artillería. Además, hay Javelins y Stingers. Se propone transferirlas también a las Repúblicas de Lugansk y Donetsk para que puedan realizar su defensa de forma más efectiva”, prosiguió Shoigu. Es posible que esa entrega de esas armas a la RPD y la RPL, que sin duda supondría la publicación de imágenes de las milicias a las que Ucrania se enfrenta desde hace ocho años portando armas occidentales, busque precisamente desincentivar ese suministro al Ejército Ucraniano.

En esa línea puede entenderse la respuesta de Vladimir Putin, que apoyó abiertamente la propuesta especificando ese origen occidental de las armas capturadas. “En cuanto al suministro de armas, especialmente las producidas en Occidente y que han acabado en manos del Ejército Ruso, por supuesto, apoyo la posibilidad de transferirlas a las unidades militares de las Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk”.

El volumen de esas entregas y el efecto que eso tendrá en el frente de Donbass podrá observarse a lo largo de las próximas semanas. En cualquier caso, cada entrega de armamento supone, para la RPD y la RPL, una aportación decisiva en su capacidad defensiva y, sobre todo ofensiva, y supone un cambio cualitativo en la actitud rusa de estos años, en los que Moscú ha favorecido un rearme limitado que en ningún caso hacía posible un intento de Donbass de recuperar, por su cuenta, los territorios perdidos a Ucrania.

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