domingo, 3 de diciembre de 2017

La caída de un símbolo

Tras abandonar Donetsk en el año 2014 y deambular sin fin por Ucrania, el FC Shakhtar ha logrado maniobrar con eficiencia todo este tiempo. Apelando a la tesis de que el deporte debe mantenerse alejado de la política, el Shakhtar ha evitado posicionarse públicamente sobre la situación en Donbass. Otra cosa es que, en el mundo moderno, la lealtad silenciosa no dura para siempre.

El público nacionalista ucraniano ferozmente denuncia al Shakhtar como cuna del
separatismo. Mientras tanto, en Donetsk, donde el equipo fuera antaño amado y protegido como a un niño, se mira hacia la liga ucraniana con el ceño fruncido. En casa hay guerra, la gente sigue muriendo, las ciudades están destruidas, mientras que ven al equipo viajar alrededor del país, entreteniendo al público con el enemigo en las gradas.

Ahora, el momento de la ambigüedad, de las vagas declaraciones y de los intentos de evitar la cuestión ha terminado. El Shakhtar se ha visto obligado a dejar clara su postura. Y se ha hecho, además, de la forma que ya se ha convertido en la norma en Ucrania, de la forma más cínica. Con elementos incluso de farsa.

En primer lugar, llegó la polémica que rodeó al partido Olimpik-Shakhtar. Dos equipos sin hogar de Donetsk se encontraron en Kiev. Se les ofreció que, antes de comenzar el partido, hijos de participantes de “ATO” saltaran al campo y que lo hicieran vistiendo camisetas con el texto: “Mi papa es mi héroe”.

No es la primera vez que personas de la política y cercanas al fútbol tratan de forzar al Shakhtar a manifestar abierta y formalmente sus simpatías por los soldados de “ATO”. Por cierto, suele hacerse de forma aparentemente inocente. Hasta ahora, el club había rechazado educadamente hacer esa ostentación. Pero en esta ocasión se jugó la carta de la infancia y el escándalo resultó ser mayor.

El director general del Shakhtar, Sergey Palkin, se vio obligado a disculparse en nombre del club. Palkin explicó que se trataba de una ceremonia informal, que no había sido acordada, pero que no habían prohibido nada a nadie [se dijo que el Shakhtar había prohibido a los niños saltar al campo vistiendo las famosas camisetas]. Los comentarios llegaron a la sociedad, pero nadie quedó contento. Desde la prensa y las redes sociales, los ataques al Shakhtar llegaron en todas las direcciones.

La intensidad de los ataques fue tal que prácticamente nadie prestó atención al detalle de que el equipo que formalmente jugaba en casa era el Olimpik. Es decir, que nadie más que ellos podían dar permiso o prohibir el acto. Es más, ni siquiera se comentó (aunque quedó grabado en cámara) el hecho de que los fans del Shakhtar realizaron cánticos como “Sieg Heil, Rudolf Hess, juventud de Hilter, SS”. Sin embargo, en la Ucrania moderna, eso es difícilmente sorprendente.

En un intento de parar el aumento de la histeria informativa, Palkin afirmó, por primera vez en público, que el Shakhtar está dispuesto a apoyar las iniciativas a favor del “ATO”. Lo importante es que los detalles se coordinen con la Federación Ucraniana de Fútbol. Fue una declaración relevante, pero no fue suficiente.

El autobús del equipo fue interceptado por algunos personajes vestidos de camuflaje, que se dijeron representantes de los fans y los nacionalistas. Entre ellos se podía ver a soldados y comandantes del famoso batallón Azov. Varios jugadores del Shakhtar fueron reclamados y la conversación se realizó en los términos más duros. Se exigió a los jugadores “amar a la patria” y formular claramente su postura hacia “ATO”.  Y no ocurrió sin insultos. No se llegó a mayores y todo pasó.

Los jugadores que defienden a Ucrania a nivel internacional claramente son más que los que se agolparon, para imponer una idea nacional, ante los jugadores, que humildemente contestaron que apoyan a los soldados de “ATO”. Simplemente no hacen de ello una operación de relaciones públicas. Personas vestidas de camuflaje abiertamente amenazaron a los jugadores y, teniendo en cuenta la anarquía que reina en Ucrania, está claro que no se trata de palabras vacías.

Con cada segundo de esta terrible escena fue filmada y publicada en la red por quienes la iniciaron, el Shakhtar fue perdiendo más y más seguidores en las Repúblicas Populares de Donbass. Pueden comprender que es difícil para la gente, que durante años han vivido bajo los bombardeos, tomar esa decisión. El hecho de que se trate del equipo que fuera el más querido solo hace el dolor más intenso. Pero en Ucrania no va a haber una gran explosión de fans bajo banderas negras y naranjas tras el incidente, eso está claro. El Shakhtar es un extraño allí. Y en Donbass ya tampoco está en casa.

El final de la época de un equipo con orgullo y del carácter independiente del Shakhtar quedó marcada para la noche del 29 de noviembre. Antes del partido de la Copa de Ucrania contra el Veres, el Shakhtar debe comenzar su arrepentimiento y expiar sus culpas ante el público nacionalista. Todo ello mientras los niños de los soldados de “ATO” muestran sus camisetas especiales. [El artículo se publicó apenas unas horas antes de ese partido, en el que los jugadores del Shakhtar vistieron camisetas de apoyo al ejército y los niños, sus camisetas dedicadas a sus padres. Salvo Rakitskiy, que nunca ha acostumbrado a cantar el himno, todos los jugadores ucranianos del Shakhtar Donetsk cantaron el himno ucraniano].

Si me equivoco, ofreceré mis más sinceras disculpas y mi felicidad, pero creo que la fuerza mental del Shakhtar se ha acabado y que el equipo se ve obligado a ceñirse a la “línea oficial” que ahora domina el ideario ucraniano y que incluye el enaltecimiento al ejército que destruye Donbass, visitas al hospital, entrega de fondos y el ritual de cantar, sin motivo alguno, el himno nacional. Espero que no se unan a la tendencia a declarar sospechoso de ser “moskali” a cualquiera por su origen, aunque es posible.

El Shakhtar se encuentra entre la espada y la pared y puede ser fácilmente intimidado. Nada más puede explicar el hecho de que, ante las tremendas amenazas de esos matones a la cara de los jugadores, el club no haya publicado siquiera un comunicado. ¿Alguien piensa que lo denunciarán ante la policía? No hay duda de que no lo harán. Intentarán esconder el episodio y olvidar la vergüenza tan rápido como sea posible. Sí, es peligroso enfadar a la masa salvaje que tomó el camino de la guerra. Los “activistas” empezarían a romper las piernas de los jugadores en los pasillos y cada uno de esos jugadores vale millones.

Y otro aspecto significativo. Cuando en tiempos de relativa y limitada prosperidad, pero tiempos de paz, algunas tímidas voces alertaron de que a la versión ucraniana de los hooligans del fútbol no le interesaba en absoluto el fútbol, muchos prefirieron no escuchar. Los clubes, también en Donbass, hicieron crecer a su lado y cuidaron a grupos nazis, los motores de lo ocurrido en Maidan, quienes se convertirían en las futuras estrellas de los batallones voluntarios y acabarían con el fútbol ucraniano.

Antes solo utilizaban a los clubs para la legitimación y ahora son una plataforma nacionalista para la intimidación de la población. Si pueden humillar con impunidad al Shakthar, ¿quién puede sentirse seguro en Ucrania?

Ruslan Marmazov fue jefe de prensa del Shakhtar Donetsk hasta que el equipo abandonó la ciudad al comienzo de la guerra.

https://slavyangrad.es/

1 comentario:

  1. Deseo compartir con ustedes que conseguí un free tour petersburgo y me siento muy feliz de poder viajar y conocer nuevos países. Viajar es vida.

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