domingo, 22 de abril de 2018

Willy Toledo: “La izquierda española no ha sabido aprovechar la situación en Cataluña para debilitar el régimen que nos oprime a todos”

Por Homera Rosetti, Ivan Giménez / El Critic.- Actor, madrileño, polémico, irreverente y abiertamente comunista. Guillermo Toledo (Madrid, 1970), alias ‘Willy’, ha pasado de ser nominado a los Goya y aparecer en algunas de las series con más éxito a ser vetado en el cine y la televisión por su activismo y opiniones políticas. De esto hace seis años, pero sigue disfrutando de su profesión en el teatro, donde las grandes productoras no tienen mano. Ha vuelto a los platós y rodajes, pero en Argentina. Reconoce que, para él, actuar es más que un trabajo: los escenarios le han “salvado la vida y la salud mental”, asegura. Ahora se le puede ver en el Teatro Lliure de Barcelona, en la obra ‘El sistema solar’, de la peruana Mariana de Althaus. Las entradas ya hace tiempo que se han agotado.

“Cuba no es el paraíso, pero es lo más cercano al paraíso que se ha construido en la Tierra”

¿Cómo te trata Barcelona?

Pues como siempre. Muy bien. Hace unos 20 años que vengo a Barcelona. La primera vez que vine fue en 1991, con 21 años, a ver un concierto de AC / DC y de Metallica en el Estadio
Olímpico. Desde entonces hemos venido un montón con el teatro: con Animalario , primero, y con el Teatro de Barrio , después. Y yo me siento como en casa aquí. Me gusta mucho la ciudad. Y ahora, desde mi postura respecto al Procés, Cataluña me quiere.

¿Qué es lo que más le llama la atención a un madrileño como tú del proceso catalán?

Es una paradoja que los únicos políticos electos presos en este país son de la socialdemocracia capitalista o directamente de la derecha reaccionaria, como son ERC y el PDECat. En cambio, los que se llaman a sí mismos progresistas o comunistas siguen en sus poltronas sin que el régimen les haya tocado un pelo. Creo que esto es para reflexionar … ¿qué está haciendo la izquierda en este país?

¿Crees que la izquierda española debería apoyar la independencia de Cataluña?

A mí la independencia me importa lo mismo que la unidad de España: absolutamente nada. Apoyo al derecho a la autodeterminación, eso sí. El problema de los que dicen liderar la izquierda española es que no han sabido aprovechar esta coyuntura política para debilitar el régimen que nos oprime a todos: catalanes, gallegos o extremeños. Siguen cobrando sus sueldos y no han convocado ni una sola manifestación para, como mínimo, denunciar la represión a golpes de pelota de goma que está sufriendo el pueblo catalán. Yo decía en octubre pasado en Madrid: “Va! Aprovechamos y salimos a manifestarnos en la calle, que no hay “piolines”, todos están en Cataluña … La calle es nuestra! “. Pero nada.

Y los “ayuntamientos del cambio”¿ Están cambiando algo?

En Madrid, el Sindicato de Manteros ha denunciado que la persecución se ha redoblado con la llegada de Manuela Carmena al consistorio. El Ayuntamiento de Madrid está siendo un desastre absoluto. Se están posicionando continuamente con el poder. Manuela Carmena gobierna a golpe de editorial de “El País ‘. Y dentro de Ahora Madrid hay una división enorme entre la izquierda y la socialdemocracia del régimen. Yo dudo que Ahora Madrid sobreviva para las elecciones que vienen. Deberán inventar otra cosa. Llegaron al poder porque mucha gente de la izquierda decidimos votarlos con la nariz tapada. Pero a algunos ya nos han perdido; a mí, en la primera semana, desde el tema de Guillermo Zapata y los titiriteros. Ada Colau, en sus declaraciones públicas como mínimo, es bastante más radical que Manuela Carmena. Hay una diferencia obvia. Y es que Colau ha pisado las calles, mientras que Carmena no ha pisado una calle desde, no sé … en 1984? Es una señora que fue juez del Tribunal Supremo del régimen español, por favor.

Entonces, ¿no podemos rescatar nada del actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid?

Carlos Sánchez Mato, concejal de Economía, fue uno de los únicos que llevaron a cabo alguna medida transformadora, como hacer pagar el IBI a las grandes superficies, que estaban exentas antes, como El Corte Inglés, FNAC, el Mercadona … mientras mi vecina del piso de abajo, con una pensión de 350 euros el mes, tenía que seguir pagando el IBI. Pero lo han acabado sacando fuera del Ayuntamiento, lo que me parece terrible.

No te cortas ni un pelo en tus opiniones políticas en las redes o los medios de comunicación, cuando te dejan. ¿Has llegado a estar organizado en algún partido o espacio político? Aparte de tu breve paso por Podemos …

No, no he militado en ningún partido, porque no duraría ni una semana, entre que me fuera yo o me echaran ellos. Reconozco que hay que militar en un partido, colectivo o sindicato, que es lo que realmente puede llegar a cambiar las cosas. Sé que mis grandes dosis de individualismo son contrarias a mi ideología comunista. Pero no me sentiría cómodo en un espacio político en el que, por experiencia de gente que conozco, sé que acabas esquivando las puñaladas de tus propias compañeras y compañeros. No estoy dispuesto a pelearme con los míos; prefiero pelearme directamente con el poder y asumir las consecuencias personales que ello pueda representarme.

¿Y sindicalmente?

Si estuviera en algún sindicato, estaría en la CGT. Es el único sindicato que me ofrece unas garantías de lucha. Detrás de la huelga de Amazon, por ejemplo, está la CGT. Una huelga de 48 horas con un éxito brutal como ya no hay hoy en día. Sólo conocemos casos recientes de huelgas más largas como Panrico o Coca-Cola.

Pero sí has ​​estado implicado en el Sindicato de Actores.

Sí, pero no somos un sindicato reconocido como tal. Cada vez que vamos a una negociación colectiva lo tenemos que hacer de la manita de CCOO y de UGT. De la manita del enemigo, vamos. No tenemos liberados, que, por un lado, está muy bien, porque ya vemos el papel de los liberados en CCOO y en UGT, pero entonces tenemos que hacer los mismos actores esta tarea directamente, sin ningún tipo de cobertura legal ni laboral. A mí, que fui secretario de Acción Sindical durante tres años, me tocó ir personalmente a teatros, a los rodajes y los platós a convocar los compañeros en las huelgas generales con los productores delante. Y estos productores luego te ponen la cruz y ya nunca más te vuelven a contratar.

¿Qué piensas que te ha pasado más factura profesionalmente: tus opiniones políticas sobre Cuba o Venezuela o tu tarea sindical en el sector?

Yo diría que mitad y mitad. Porque me temo que el tema mediático también ha pesado mucho. Si los grandes medios están continuamente insultándote y difamándote, los grandes productores pueden pensar que por el hecho de participar yo en sus programas o películas pueden dejar de ganar espectadores. Por otra parte, me he ganado la fama de conflictivo. Y sí, así es. Yo nunca he rehuido el conflicto, sobre todo si las injusticias afectan a mis compañeros de trabajo.

Actualmente, ¿Willy Toledo está vetado en el cine y en la televisión española?

Todo ello va sumando, hasta que llega un momento, en los últimos seis años, en el que nadie quiere contratarme salvo Pedro Almodóvar, que probablemente es el único director al que nadie le dirá “a éste no lo contrates”. Y me consta que ha habido directores, directoras y productoras que han querido contar conmigo, pero que, cuando han llegado a quienes controlan el cine en este país, que son Antena 3, Telecinco o Televisión Española, estos han dicho: “A todos menos el Willy “. Ahora voy a Argentina a trabajar, para comer, porque en este país me tienen vetado. Mi figura ha servido de ejemplo o de chivo expiatorio para el resto de compañeros y compañeras. “Cuidado con lo que hagaís; mirad lo que le ha pasado al Willy “. Y el miedo está tan instaurado en nuestra sangre que paraliza la gente.

Este año se cumplen 15 años de la gala de los Goya del “No a la guerra”. ¿Han cambiado tanto las cosas en el cine español desde entonces?

Aquello fue un hecho histórico e inédito. No había pasado antes ni ha vuelto a pasar después. También es cierto que en las manifestaciones del “No a la guerra” podías ver gente del mundo del cine más facha que Martín Villa. Pero tocaba. El hecho extraño era no estar allí. Aquel año, la Academia del Cine, presidida por Marisa Paredes -que sí es una persona progresista de verdad- nos propuso hacer la gala a Animalario después de que otros dijeran que no. Nosotros exigimos que, si nos encargábamos de la inauguración, nos encargaríamos de todo el espectáculo: guión, iluminación, escenografía, vestuario. Incluso hicimos las invitaciones y pusimos lo contrario a lo habitual de cada año: “Se ruega no asistir de etiqueta”. Teníamos la oportunidad de tres horas en Televisión Española en pleno reinado del PP para decir lo que nos diera la gana. Aznar acababa de casar a su hija en el monasterio de El Escorial, las costas gallegas estaban llenas del petróleo del Prestige, el Gobierno estaba apoyando la guerra mientras Aznar ponía sus botas sobre la mesa junto a George Bush y Urdaci , y demás gentuza como él, estaba al frente de la televisión pública como principal órgano de propaganda del PP. Así que era una aberración no aprovecharlo.

Y ¿qué consecuencias tuvo esta gala histórica?

No conseguimos parar la guerra, ni tampoco con las manifestaciones multitudinarias, pero le dimos una buena bofetada a la mayoría absoluta del PP desde el mundo del “artisteo”. Y entonces comenzó la persecución contra el mundo del cine. Incluso a los toros les han bajado el IVA. Han conseguido un silencio total hasta el punto que este año, que ha sido el que ha habido más producciones catalanas nominadas, no hemos escuchado ni una sola palabra en catalán en la gala de los Goya. Y esto es fruto del miedo que han sembrado.

Hoy, ¿a quien salvarías del cine español?

Personalmente, a muchos. Pero políticamente, como el resto de los gremios, la gente sólo mira por su interés. Por supuesto, está Alberto San Juan, al que tengo el orgullo de haber radicalizado estos últimos años hacia la izquierda. También está Juan Margallo, director y autor de teatro, que no ha parado de luchar desde que era un chaval, y su compañera, la actriz Petra Martínez. Los Bardem se han posicionado siempre del lado de la izquierda, el Carlos sobre todo, y me consta que el Javier dentro de las producciones utiliza su poder para mejorar las condiciones laborales del resto de trabajadoras. Por eso siempre han sido perseguidos por los medios de la extrema derecha. Y se me ocurre muy poca gente más.

¿Hay más miedo aquí que en Hollywood, donde primeras figuras han tenido posturas abiertamente antiimperialistas y contra los poderes hegemónicos?

EEUU son lo que son; pero, en cuanto a la libertad de expresión, nos llevan una ventaja que no podemos ni imaginar aquí. En caso contrario, no entenderíamos el posicionamiento de figuras como Sean Penn, Danny Glover, Tim Robbins, Susan Sarandon o el mismo Oliver Stone. Sean Penn se ha hecho fotos con Chávez y Fidel y Danny Glover también, que, además, ha sido la cara más visible del comité de apoyo a los cinco héroes cubanos presos en Estados Unidos. Esta gente sigue trabajando muchísimo, aunque seguramente hay productoras que no quieren contratarlos. Pero siguen trabajando. Esto aquí no pasa. El caso español hay que separarlo de cualquier otro país del mundo. Aquí sigue gobernando el franquismo, con lo cual nuestras libertades son muchas menos que en el resto de países.

¿Alguna vez has cuantificado lo que has perdido para decir lo que piensas? En euros.

La última serie que hice en la televisión, ‘Cuestión de sexo’ en Cuatro en 2007. La hice en el momento, digamos, que estaba en la cúspide. Estaba cobrando un salario indecente (pero no me avergüenzo, porque lo estaba sacando a un medio capitalista). Ganaba 23.000 euros por capítulo, que eran 10 días de trabajo. Así que tenía un sueldo de 70.000 euros el mes. Ahora, por ejemplo, en la obra del Teatro Libre, cobro 3.000 euros el mes.

Los que callan tienen mucho que perder.

La gente en el mundo del cine y de la televisión calla porque tiene miedo de dejar de ser millonaria. Entiendo, aunque no lo comparto, que para mis compañeros de profesión lo importante es tener siete pisos y poder viajar todos los meses. Yo vengo de una familia donde nunca nos ha faltado de nada, pero yo siempre he sido muy austero. Las ostias que te dan son para ver si te doblas. Me dicen algunos productores que, si rectificara, si dejara de posicionarme, quizás en un par de años podría volver a trabajar. Pues conmigo que no cuenten.

En Argentina se te ha abierto una puerta importante.

Sí, últimamente me ha salido trabajo en Argentina, donde estoy haciendo cine y televisión, lo que tengo vetado aquí. América Latina, que siempre ha sido mi refugio emocional, espiritual y político, se está convirtiendo también en mi refugio profesional. Y soy feliz. Lo que no me gusta es verme forzado a buscar trabajo en el extranjero. Pero es así. Y mira … me ofrecieron un papel en ‘Narcos’, la serie esta superfamosa, que me parece despreciable porque mitifica la figura de los narcotraficantes, pero que es una serie que ve todo el mundo, también aquí. Pero al final no pude trabajar por fechas, y me hubiera gustado, sólo porque me vieran los productores que me vetan aquí y decirles: “Ahora os jodéis, pedazo de cabrones”. Sólo por venganza, vamos, que no está mal.

La obra que ha estrenado en el Teatro Libre, ‘ El sistema solar ‘, ha sido un éxito.

Fíjate: casi una semana antes del estreno ya estaban todas las entradas vendidas. El texto de la obra, reconozco que al principio no me dijo casi nada, pero necesitaba trabajar y cobrar. Pero con el paso del tiempo le he cogido muchísimo cariño. Yo soy un poco ‘tronco’ para leer, la verdad. Y en el escenario disfruto tanto …

Has hablado abiertamente de una depresión profunda que sufriste. ¿El escenario fue tu terapia principal?

A mí el escenario me ha salvado la vida y la salud mental. Mi cierta bipolaridad se ha estabilizado. Porque yo tengo periodos de euforia y después de profunda tristeza y depresiones. Concretamente, tuve una depresión muy peligrosa y muy profunda, como ya he explicado abiertamente. En la hora y media, dos horas o tres que estoy sobre el escenario me olvido de mí mismo y de mi ego descomunal contra el que lucho cada día. Porque tener un gran ego no es sólo creerte el más guapo, el más grande, el más listo y el mejor actor; también es creerte el más feo, el más tonto y el peor actor. Esto lo aprendí tomando ayahuasca. Entonces el escenario, aparte de un oficio que me encanta, es una terapia y una liberación.

A raíz de un comentario en tu muro de Facebook en apoyo a la “procesión del coño insumiso” en Sevilla, se te imputa un delito de blasfemia por ofender los sentimientos religiosos. ¿Esto, en pleno siglo XXI, te deprime, te indigna o te hace reír?

Las tres cosas. En realidad, el delito del que se me acusa concretamente es el de “hacer escarnio del dogma de la santidad y la virginidad de la Virgen”. O sea, de reirme de este dogma. Que es como acusarme de reirme del dogma de ir vestido de Mortadelo … de reirme de un cuento de hadas. Me indigna profundamente que el año 2018 en este país todavía exista el delito de blasfemia o de herejía, que es lo que es esto, que por vergüenza supongo que llaman delito de ofensa a los sentimientos religiosos. Me hace gracia -me lo estoy pasando muy bien- porque la Iglesia Católica Apostólica, Pederasta y Romana ha sido uno de mis objetivos fundamentales desde que tengo uso de razón. Y ésto es porque afortunadamente tuve un padre ateo que no permitió nunca que se me acercara un cura. En bodas y bautizos, la familia Toledo siempre se quedó en el bar de enfrente. De todos modos, lo más indignante es que la Fiscalía acepte a trámite esta denuncia. Y no iré porque tengo muchas cosas que hacer antes de que declarar ante este grupo de ultraderechistas y declarar sobre mi ateísmo. Si quieren que declare, deberán venir y detenerme.

No es la primera vez que te enfrentas a una denuncia de este tipo.

Hace cuatro años, el Sindicato Profesional de la Policía, ultraderechistas también, me pusieron una denuncia por injurias y calumnias por decir que la policía en España todavía tortura. Algo que todo el mundo sabe, que se ha publicado, por la cual la Unión Europea ha condenado a España en repetidas ocasiones y por la que hay sentencias judiciales que condenan policías. Después, claro, llega el Gobierno de turno del PP o del PSOE y los indulta, por lo que en este país no hay ni un solo policía cumpliendo condena en prisión por torturas, a pesar de haber sido condenados. Y también me convocaron a un acto como este, un acto de conciliación. Aquí la policía me pedía una disculpa pública por mis palabras y una donación económica a la asociación de huérfanos de la policía. A mí me entró la risa, claro. Así que tampoco me presenté a la cita. Yo lo que quería también es que hubiera un juicio donde el juez determinara si lo que yo había dicho era verdad. Estuve en contacto con asociaciones contra la tortura y teníamos los testimonios preparados. Yo estaba deseando que llegara este juicio, pero la policía -que me tiene más que controlado- vio la defensa que estábamos preparando y decidió retirar la denuncia.

Y ahora, ¿se repetirá la misma historia?

Lo que se trata es de acojonarte, pero conmigo han tocado hueso, porque no pediré perdón para reírme de la virginidad de la Virgen. No pienso pedir perdón por ser ateo, ni por mofarme me de una serie de mentiras y de cuentos. Y quiero ir a juicio para que digan públicamente que se me juzga por blasfemia. Así que ya veremos qué pasa.

¿Cómo vive tu familia y tu entorno más inmediato que te hayas convertido en la diana de la caverna mediática?

Personalmente y emocional, mal; pero, desde la perspectiva política y militante, con mucho orgullo. Estoy defendiendo las ideas que me inculcaron. Yo soy comunista gracias a mis padres. Sé que mi madre vive con el miedo de que me pillen por la calle un grupo de nazis y me ostien o me maten. Y le provoca mucha tristeza que no me dejen trabajar aquí, y que me tenga que ir a trabajar fuera. Como cualquier madre. Mi padre murió hoy justo hace 9 años, y, aunque era casi más de izquierdas que mi madre y siempre fue militante, lo habría vivido peor. Se preocupaba mucho.

Y, como comunista y persona de izquierdas que te consideras, vives indignado con las injusticias del mundo. Pero, ¿qué es lo que te da esperanza?

Una vez me dijo mi amigo Alberto San Juan que no se puede ser de izquierdas y pesimista. Pero a mí me cuesta. Yo soy muy pesimista sobre si algún día lograremos la justicia social, sobre todo en un país como el nuestro, donde la gente está tan alienada por los medios de comunicación y por la educación, que nos adoctrinan. Pero, a pesar de mi pesimismo y mi desesperanza respecto al futuro, sigo luchando, como mucha otra gente.

Entonces, ¿sólo nos queda Cuba?

Yo estuve viviendo un año en La Habana, y lo que he visto allí no lo he visto en ningún otro país del mundo. Cuba es otro mundo. El simple hecho de que no exista la publicidad es maravilloso. Ir por la calle y leer en una valla “Playa Girón, la primera derrota del imperialismo yanqui en América Latina” en lugar de “Ha llegado la primavera en El Corte Inglés” es indescriptible. En Cuba, además, la calle es del pueblo. En Madrid, en todas las plazas hay un cartel que pone “prohibido jugar a la pelota”, “prohibido ir en bicicleta” y no sé qué más. La infancia es la gran perjudicada del capitalismo. En cambio, la niña consentida de la revolución cubana ha sido la infancia, junto con la salud y la educación. La vida en la calle es comunitaria; se ayudan unos a otros. También a través de los CDR (los Comités de Defensa de la Revolución cubanos). Esta construcción social de la comunidad y de la solidaridad que hay en Cuba es ciencia ficción aquí, para nosotros. Cuba no es el paraíso, pero es lo más cercano al paraíso que se ha construido en la Tierra. Junto con lo que fue la Unión Soviética, claro.

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