martes, 1 de mayo de 2018

La clase obrera en París se levanta en pie de guerra contra los planes económicos del gobierno

La clase obrera francesa ha vuelto a demostrar que se ha levantado en pie de guerra contra los planes económicos del gobierno de Macron.

Los antidisturbios han cargado en el centro de París durante la manifestación del Primero de Mayo. A lo largo del trayecto de la plaza de la Bastilla a la de Italia, la policía había desplegado a un total de 1.500 policías y militares.

Ya antes del inicio de la marcha, hacia las 15.30 horas, se escucharon los primeros disparos de granadas sonoras y desde entonces la marcha se ha interrumpido varias veces.

Por primera vez en la historia, no fueron los sindicatos domesticados los que asumieron la cabeza del cortejo, sino los trabajadores en huelga, lo que ha cambiado completamente el carácter del Primero de Mayo, que se ha convertido en los siempre fue: una jornada de
lucha.

No ha habido ni un minuto de reposo. Los antidisturbios han conseguido frenar la marcha varias veces tratando de separar a los manifestantes de la cabeza del resto para aislarlos y aporrearlos. 

“Todo el mundo detesta a la policía”, ha sido el lema más coreado. Por su parte, en su cuenta de Twitter la Prefectura aseguraba que había detectado a unos 1.200 “individuos enmascarados y encapuchados” a la altura del Puente de Austerlitz, más o menos en la mitad del recorrido previsto.

Los antidisturbios han lanzado gases y cañones de agua, mientras que los manifestantes respondieron con proyectiles. Un restaurante McDonald’s ha resultado dañado, así como un concesionario de coches e inmobiliario urbano, como los escaparates de las tiendas de lujo y los contenedores de basura, como consecuencia de los cócteles molotov y objetos incendiarios arrojados por los manifestantes.

La situación sigue siendo muy tensa en la capital francesa a estas horas de la tarde, mientras los hospitales acogen a los heridos y los calobozos a los detenidos.

Ayer también se produjeron disturbios en las calles durante las protestas obreras y la policía detuvo a cinco personas acusadas de portar “objetos prohibidos”.

La foto que encabeza estas líneas fue tomada el año pasado por el refugiado sirio Zakaria Abdelkafi, que estaba presente en la manifestación. La de abajo corresponde a  esta tarde:

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