Un pelele de la oligarquía llamado Maroto, tiene el atrevimiento y la osadía de comparecer en el Parlamento de la República Bolivariana de Venezuela de la mano de Guaidó, un cadáver político, para insultar la voluntad del pueblo venezolano y de sus instituciones.
Con la retórica de un caudillo de la época colonial, con su orgullo de pactar en el Estado español con grupos fascistas, con el currículo reciente de reprimir un referéndum en Cataluña a base de palos, pretende dar lecciones de democracia en Venezuela. Al parecer no ha tenido interés en visitar Bolivia para condenar el golpe de Estado auspiciado por el imperialismo y sus lacayos.
Maroto no representa a los trabajadores españoles. Es, al igual que Guaidó un cadáver político que necesita hacer el payaso para que algún despistado pueda hacerle caso.
Después se espanta cuando lo llaman por su nombre "fascista" o cuando parlamentarios venezolanos le recuerda sus andanzas "democratizadoras" por Cataluña.
Es rabia lo que tiene el perro.
Lenin, tempestad y abrigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.